La pandemia por COVID-19 tuvo como protagonistas a todas aquellas personas que entraron en la categoría de “trabajadores esenciales”, sobre todo en el ámbito sanitario. Junto con esta nueva denominación llegaron los aplausos de las 21 horas y un sinfín de halagos que se repetían en los medios a raíz del “trabajo sacrificado de estos soldados que estaban en la primera fila de batalla contra un enemigo invisible”.
La doctora en Lingüística Paula Salerno, quien realiza su posdoctorado en el Centro de Estudios del Lenguaje en Sociedad (CELES) de la Universidad Nacional de San Martín con beca del CONICET, analizó los discursos que se construyeron en torno a la enfermería durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio en la sociedad argentina en el primer año de la pandemia. “Existe una contradicción muy grande entre lo que sucedía en el plano discursivo y en los hechos”, destacó la investigadora.
“Por un lado, los y las enfermeras luchaban para estar a la altura del heroísmo que la sociedad les adjudicaba, pero, por el otro, se enfrentaban a una precarización laboral invisibilizada. El lugar en el que se puso a la enfermería en los discursos públicos aplacó la posibilidad de denunciar la situación laboral por parte del personal de salud”, reflexionó la doctora en Lingüística de la Universidad de Buenos Aires.
Profundizando su análisis, Salerno explicó que “si el personal de salud está compuesto por héroes y heroínas que se sacrifican por un otro, entonces es muy difícil que esas personas estén en desacuerdo con ese sacrificio, porque implicaría que nieguen su propia condición heroica. En algún punto, y sin querer, la sociedad terminó imponiéndoles el sacrificio como mandato social”.
El Discurso Social
“Los discursos que circulan en la sociedad, por más que parezcan, no son neutrales. Por las palabras que se eligen, por la forma e incluso por lo que no se dice, siempre se está transmitiendo, reproduciendo o cuestionando una ideología. Hay que poner la lupa sobre los textos que nos rodean y pensar qué hay detrás de lo que estamos diciendo o callando”, alertó la especialista en análisis del discurso.
En este caso, Salerno indica que esta situación de invisibilidad social se vincula con un concepto conocido como “ética del cuidado”. “Son tareas de cuidado, sobre todo realizadas por mujeres, y basadas en una cuestión moral relacionado a la entrega desinteresada, al sacrificio y a la idea de amor. Se establece una relación de poder desigual que nos lleva a pensar: si estas enfermeras tienen que entregarse incondicionalmente, entonces, ¿no están trabajando?, ¿trabajan por amor?, ¿no pueden reclamar condiciones laborales justas?”, señaló la investigadora del CONICET.
Discurso autocomplaciente
“Por ejemplo -puntualizó la especialista-, el aplauso a las enfermeras y enfermeros termina siendo un discurso autocomplaciente. Nos quedamos contentos porque aplaudimos y les decimos que su tarea era heroica, pero no estamos haciendo nada, ni demandando, ni criticando. Al contrario, estamos desconociéndolo e invisibilizándolo”.
Salerno, propuso instalar otros mensajes. “Tenemos que dejar de producir solamente los discursos epidícticos, es decir, los de conmemoración que alaban y halagan, porque las emociones son muy laudatorias o elogiosas. Habría que propiciar discursos en otros contextos, desde la educación, desde los espacios mediáticos, desde un lugar que invite a la reflexión y no inhiba al personal de salud a demandar lo que merecen”, destacó la lingüista al señalar que no se trata sólo de “héroes” sino de “trabajadores que requieren buenas condiciones laborales”.
El discurso en los medios
“En la televisión, en la radio y en la gráfica se percibió una insistencia en las metáforas de la guerra. Es entendible el uso de este recurso porque nos ayuda a comprender conceptos y, como el COVID era algo nuevo, se prestó para la comparación, pero estás metáforas también son ideológicas”, aclaró Salerno en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
“En frases como ‘soldados que combaten al virus en las primeras filas del campo de batalla’, se muestran ciertas partes del significado, pero también se ocultan otras. Estas similitudes entre enfermedad y guerra, o entre soldados y trabajadores, instalan la idea de sacrificio desinteresado o de morir por una causa justa”, ejemplificó la lingüista.
Salerno concluyó: “los discursos nos atraviesan, son un componente ideológico que no notamos que está, pero ciertamente son muy fuertes. Una vez que nos damos cuenta de su existencia, es bueno preguntarnos qué hay detrás de eso y cómo se podría decir el mismo contenido de otra forma más constructiva”
Fuente: infogei